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Rock Progresivo

Porcupine Tree. Madrid 10.10.08

Porcupine Tree. Madrid 10.10.08

El pasado 10 de Octubre tuvimos la ocasión de poder ver en directo (por fin) a la banda británica Porcupine Tree.

Tratar de etiquetarlos se hace complicado debido a la evolución que han experimentado, esta evolución puede dividirse en dos etapas diferenciadoras. Desde sus inicios hasta el álbum Signify, y desde el Stupid Dream hasta su último disco Fear of a Blank Planet, pasando entonces de un rock progresivo espacial, semejante al de Pink Floyd, para llegar a ritmos mas condescendientes con la escena rock actual, tocando una especie de heavy-prog mas comercial. ¿Se han vendido? Yo creo que en cierto modo sí, pero con mucha clase y con calidad. Es más, para mí los temas que tocaron de su anterior etapa me parecieron fuera de lugar en el concierto.

A los que nos gusta el grupo desde antes del In Absentia, generalmente amantes del prog, alucinamos de que no toquen casi nada de su etapa "pre-heavy". Pero creo que si no, no hubiesen llenado las salas ni de lejos.

Centrándonos en el concierto en si, este tuvo lugar en la sala La Riviera de Madrid. Esta sala es una discoteca de ritmos “chunta-chunteros” por lo que la acústica no es la idónea para una banda llena de matices sonoros como lo es Porcupine Tree. Puedo resumir esto diciendo que la sala es una auténtica bazofia sonora.

Para empezar, hicieron de teloneros los Pure Reason Revolution, a quienes ya vi en Tiana y quienes siguen sin encandilarme por la frialdad de su música y el excesivo uso de sonidos pregrabados y samplers. Afortunadamente sólo tocaron unos 45 minutos, dando paso al cambio de instrumentos.

Con puntualidad británica, a las 9 de la noche, entran en escena los Porcupine Tree con Steven Wilson al frente. Aquello no fue ni medio normal. Arrancaron con el tema “Fear of a Blank Planet” y continuaron con “My Ashes”, y es en ese momento cuando le comento a mi compañero de conciertos "al loro que se van a cascar ese disco  entero".  Y así fue. Vaya viaje que nos metieron ejecutando el álbum al completo, no hay palabras. El tema “Anesthetize” (veanse las ganas del sr.Wilson por entrar en el mercado americano que escribe el tema con "z" como ellos, y no con una "s" británica) sonó contundente (mas por volumen y calidad de los músicos que por acústica). Mención importante también a los videos que acompañaban a cada uno de los temas.

Tras la ejecución del disco FoaBP al completo, la segunda mitad del concierto estuvo muy basada en sus últimos tiempos, acorde con el sonido que tienen ahora. Vaya tralla de temas del Nil Recurring, tanto “Normal” (que parece “Sentimental” pasado por un filtro) - como “What Happens Now?” que crece a medida que suena. Con tanta tralla “Stars Die” y “Dark Matter” (de mi época favorita de la banda) me sonaron algo descolocadas y fuera de lugar.

Sobre la banda, Gavin Harrison, excelso en la batería para este material, en directo se nota más aún su influencia de King Crimson cuando formaron el doble trío. Genial Colin Edwin, maestro en la sombra, manteniendo todo el sonido con un bajo pesante siempre perfecto, sosteniendo toda la maraña sónica. También Richard Barbieri con esos teclados envolventes, menos en la sombra que Edwin aunque en directo también menos al frente que en los discos. Y sobre Wesley... no sobra, pero no me gustó nada que le dejara la responsabilidad de algunos solos de guitarra (Stars Die,). Sobre Steven Wilson, no hay palabras. Un tío entregado y que disfruta su música. Un gran guitarrista y una persona muy inteligente.

Agregando patetismo a la sala, fue el comentario final de Wilson antes de “Trains” tras solo dos horas de concierto, explicando que sólo daba tiempo para tocar una más porque por lo visto la sala era una discoteca, y el hombre se preguntó que qué mundo era este donde el rock’n’roll había pasado a un segundo plano de importancia detrás de los clubes. ¡Cuánta razón tiene! ¡Salas de concierto para música en directo ya!

Setlist:

- Fear of a Blank Planet.

- My Ashes

- Anesthesize

- Sentimental

- Way Out of Here

- Sleep Together

- Normal

- Open Car

- Stars Die

- What Happens Now?

- Dark Matter

- Wedding Nails

- Half Life

- Blackest Eyes

- Trains

1º Edición del MAMFest. Madrid, 26.02.08

1º Edición del MAMFest. Madrid, 26.02.08

El sábado pasado asistimos a la primera edición del MAMFest, Madrid Art Music Festival, celebrado en el teatro del Centro Cultural Nicolás Salmerón de la capital, todo gracias al esfuerzo y ganas de Carlos Plaza, teclista y líder de la banda hispano-venezolana Kotebel. La puntualidad, la organización y las bandas fueron los puntos fuertes de un festival que puede ir a más y que esperemos que en el futuro se consolide como una cita anual.

Las bandas tocaron en el orden siguiente:

Senogul: Esta banda asturiana se va creciendo y por fin pude verles con su formación al completo. Sobresalientes, y a pesar de su juventud, demuestran una profesionalidad que asusta. Sus temas “Dr. Gull” o “La Mulata Eléctrica”, junto a pequeños esbozos de lo que será su próximo segundo álbum, les auguran mucho éxito dentro del género. Muy profesionales los cinco y muy cercanos al público, incluyendo el pequeño homenaje al progresivo andaluz de los ’70 con sombrero cordobés incluido.

Baraka: Power trio japonés que cuando llegamos al teatro, estaban en la puerta y nos saludaron efusivamente. Profesionalmente tienen mucha técnica y fuerza en escena, pero por momentos se centraban en los viajes, entre virtuosos y lisérgicos, de su anoréxico guitarrista. Excelentes pero un poco cansinos para mi gusto.

Cides/Marotta: Un pequeño encore de 20 minutos en el que participaron Guillermo Cides, stickista argentino considerado de los mejores, y Jerry Marotta, quien fuera batería de los primeros discos solistas de Peter Gabriel. Tocaron cuatro temas, los dos primeros de la factoría Cides, posteriormente versionaron “Back in NYC” del “mejor Genesis de la historia, el antiguo” según palabras de Marotta, y por último tocaron “Elephant Talk” de King Crimson. En este último tema se les unió la también stickista Linda Cushma. He de decir que es la primera vez que veo y escucho en directo un “Stick Bass”, que es un instrumento muy curioso y versátil (para mas información, ver: http://www.gtrsynth.com/stick/Portal/index.html).

Kotebel: Esta banda hispano-venezolana que, a pesar de no ser cabeza de cartel, fueron los anfitriones de la velada, ya que este festival fue sido posible gracias al esfuerzo de Carlos Plaza. Primera vez que los escucho y desgraciadamente el sonido no los acompañó por momentos, pero que poseen una factura portentosa, llena de detalles que hay que ir desgranando. Recientemente se quedaron sin vocalista y tuvieron que reorganizarse, dejando un trabajo musical en escena maravilloso, a la espera de su próximo álbum. Muy recomendable para los que gusten del progresivo lleno de pequeños detalles sonoros.

Trettioåriga Kriget: Banda sueca que cerró el festival y que fueron de menos a mas. Con más de 35 años en los escenarios, estos “abuelos” fueron metiéndose al público en el bolsillo a medida que pasaba el tiempo, demostrando unas dotes interpretativas y una marcha alucinantes. Interpretan un progresivo melódico bastante básico con un vocalista que no tiene nada que envidiar a Ian Gillan en sus mejores tiempos, un batería que se lo estaba pasando muy bien y una gran conexión entre ellos. Quedé muy contento y sorprendido con la puesta en escena de estos suecos, que además cantan en su idioma nativo.

 

Terminado el festival, solo queda decir que la sala estuvo llena y que espero que se consolide definitivamente, convirtiéndose en una cita anual. En España si puede haber festivales de este estilo y que merecen todo el apoyo para que no ocurran cosas como la del Festival de Tiana en Barcelona, que por falta medios y recursos este año puede ser la última edición (espero que no sea cierto), cuando en medio mundo se realizan festivales progresivos de gran calidad y apoyados por diversos sectores. El éxito no solo está en las radio fórmulas y en obtener dinero de forma fácil y rápida. Hay que trabajarlo y explorar mas vertientes.

 

Puede verse un excelente reportaje fotográfico pa través del siguiente link: http://www.gtrsynth.com/concerts/080426_MAM/MAM.html

 

David Gilmour - Remember That Night

David Gilmour - Remember That Night

No soy quien para hablar de deidades. Si en el Londres de finales de los ’60 apareció un graffiti en el que se leía “Clapton is God” es por algo, así que en mi opinión, si Clapton es Dios (cosa que no dudo), David Gilmour debe ser, sin ninguna duda, La Esencia en estado puro.

Digo esto tras ver varias veces su fantástico DVD recientemente editado Remember that Night, el cual es, sencillamente, espectacular, sobrio y brutal; y le da vuelta y media a su anterior trabajo In Concert. Se ve y se escucha con una calidad que corta el aliento, y sobre todo se siente como una entrega honesta de Gilmour a su legado y a su nueva forma de acercarse a la música. El DVD recoge el concierto final de la gira de 2006 basado en su álbum On an Island de ese año, con una primera parte concentrada en este disco, más una segunda mitad en la que Gilmour vuelve a pintar piezas escogidas de su legado pinkfloydiano. Además, hay un disco extra con documentales y bonus con los que se roza el espacio exterior.

Este es un recorrido a Remember that Night en 11 puntos.

1. La banda que acompaña al maestro. Su eterno compañero de Pink Floyd, Rick Wright. Sus habituales Jon Carin y Guy Pratt, más el saxo del incombustible Dick Parry, la segunda guitarra de Phil Manzanera (Roxy Music), la batería de Steve DiStanislao (Crosby, Still, Nash y Young), que le pone alma. Y los ilustres invitados, David Crosby, Graham Nash, Robert Wyatt (Soft Machine) y el señor David Bowie.

2. La puesta en escena. Gilmour obvió las pantallas gigantes y los cerdos voladores, según él mismo explica, porque quería un show más íntimo en que la música fuera el show. Además, así no se preocupaba de sincronizaciones y podía alargar o acortar los solos. Agregar temas de última hora al repertorio, sin preocuparse de si había o no filme de acompañamiento.

3. El setlist. En vivo los temas de On an Island mantienen su elegante melancolía, pero crecen en sonido. Y lo escogido de Pink Floyd... Temas que no se tocaban en directo desde hace 30 años como la maravillosa suite “Echoes”.

4. El Intro. Nada mas empezar suenan "Speak to me/Breathe/Time/Breathe Reprise", como una pequeña suite de introducción al show. Sin coros femeninos y sin pantallas gigantes. Las mejores versiones para este cuarteto perfecto del Dark Side of the Moon.

5. Vacas pastando. "Fat Old Sun", pieza casi perdida de Atom Heart Mother y a la que Gilmour parece tener especial cariño. Reaparece en una versión en que la guitarra de Gilmour literalmente construye un paisaje bucólico.

6. Ecos musicales. ¿Qué se puede decir de "Echoes"?. La gran sorpresa del DVD y de la gira On an Island. 24 minutos del tema que mejor resume el sonido de Pink Floyd. Guy Pratt se luce en el bajo con slide, el batería hace cantar a su instrumento y Wright junto con Carin prácticamente invitan a un encuentro cercano con una guitarra en la que Gilmour logra sonidos extraterrestres. "Echoes" es quizás la gran pieza del space rock, una suite que se escucha más moderna y potente que todo el post rock noventero que la ha tomado como inspiración moral para hacer rock. Impresiona como un tema de 1971 suena tan de 2007. Para terminar de maravillarnos, aparece una versión acústica como “track oculto” en el disco 2, grabada para la BBC y que es para frotarse los ojos. Para acceder hay que seleccionar la pista de "Dark Globe" y esperar. Accionando el “play all”, no funciona.

7. David Bowie. El duque blanco sube a interpretar "Arnold Layne" y antes pide excusas por si no está a la altura. Después se queda y suma "Comfortably Numb" a dúo con Gilmour, convirtiendo una pieza tan Waters-Gilmour en un nuevo tema, una especie de Bowie-Gilmour. En los documentales, el duque se extiende sobre Syd Barrett y sobre Pink Floyd; sobre su rol como fan de Floyd y de como la música del grupo ha sido su gran inspiración. Me atrevería a decir que Bowie hace de “Comfortably Numb” un tema suyo, como sacado del Ziggy Stardust.

8. Rick Wright. El teclista de Pink Floyd está en su mejor momento. Canta mejor que nunca y vuelve a las teclas como no se le veía desde 1977. Entre los extras viene "Wearing the Inside Out", su tema solista de The Division Bell, versiones de "Arnold Layne" y "Comfortably Numb", con él en voz líder. Y en uno de los documentales, toca el solo de "A Saucerful of Secrets" en el órgano de pipa del Royal Albert Hall. Una auténtica joya

9. Tras bastidores. McCartney entre el público, igual que Mike Rutherford de Genesis. Jude Law y Robin Williams como invitados en la gira norteamericana, hablando de cuentos infantiles con Gilmour y su esposa, Polly Samsom. Nick Mason, ensayando con la banda y Roger Waters en un curioso encuentro en los ensayos del tour. Se abrazan como viejos amigos, Waters le confiesa a Gilmour su envidia por verlo en las listas de ventas.

10. Los extras del disco 2. En vivo "Wot´s... Uh the Deal" del Obscured by Clouds, "Dominoes" y "Dark Globe" de Syd Barrett, "Wearing Inside Out", "Arnold Layne" y "Comfortably Numb" con Wright en las voces, "Echoes" acústica como pista oculta. Además, en los documentales aparecen "A Saucerful of Secrets", "On the Turning Away" y "A Great day for Freedom". Y por si fuera poco, "Astronomy Domine" grabada desde Abbey Road y la mitad del On an Island grabado en otro teatro.

11. David Gilmour. Como está tocando este señor. Su sonido único, alargado, capaz de hacer hablar a la guitarra, parece haberse reconciliado con el Gilmour cósmico de comienzos de los ‘70. En este DVD está mucho más cerca el Gilmour campechano, que del parafernálico líder del mastodonte luminoso que vimos en Delicate Sound of Thunder y P.U.L.S.E.. Con Gilmour como está hoy tocando, lo único que queda es rezar por un tour final de Pink Floyd.


Comfortably Numb junto a David Bowie

Pink Floyd - The Piper at the Gates of Dawn

Pink Floyd - The Piper at the Gates of Dawn

Syd en el país de las maravillas o la madre de los viajes con alucinógenos

Disculpen si a alguien este título le crispa, pero no encontré otro más acorde. Además, estamos hablando de 1967, aún los oídos del mundo se preparaban para la explosión psicodélica que representaría el 68. Antes de esto nadie había escuchado esta clase de desvarío mental hecho música. Sí, los Beatles alistarían ese mismo año su “Sargento Pimienta”. Además, con él volamos más allá de la estratosfera, pero aún así estas incursiones todavía estaban dentro del marco del sistema solar. Nunca nadie pudo imaginar que alguien en uno de sus viajes rebasaría tal cerco. Esto fue lo que ocurrió, y con creces, con The Piper at the Gates of Dawn.

¿La descripción de este disco? Algo casi imposible con palabras, más aún si no contamos con una mente extendida más allá de nuestra coartada percepción. Esto, mas el reto que representa la serie innumerable de críticas, reseñas y comentarios que este disco despertó en las distintas personalidades del mundo de la música de la época e incluso en la actualidad. Sin embargo, podemos arriesgarnos a decir que el disco cuenta con 10 piezas en despresurización, las cuales debemos agradecer, por comentarios de los otros miembros del Pink Floyd de la época, a la condescendencia que los ácidos lisérgicos acumulados en el cuerpo de Barrett tuvieron con éste; condescendencia que le permitió, al menos en 10 ocasiones, estar en este mundo para producir algo en buena medida transmisible como lo puede ser una canción.

Hoy en día no es difícil oír rumores (leyendas quizás) de esa época germinal de Pink Floyd donde todo estaba envuelto de un aura tan mítica como estroboscópica. Un disco que se adelanta, no sólo a su época, sino a cualquier noción humana de música; donde sus realizadores fueron trabajados por fuerzas químicas para convertirlos finalmente en instrumentos de otro mundo (no sabremos si hay vida en otros planetas, pero por este disco podemos tener la certeza de que hay música allá afuera).

No puedo terminar esta corta reseña sin hablar del protagonista de esta temporada en el cielo lisérgico de finales de los 60 en Inglaterra. Nos referimos al singular Roger “Syd” Barrett, guitarrista y uno de los vocalistas de la banda. ¿Cómo dejar de hablar de esa voz de bufón inglés, tan jocosa como siniestra, que entonaba y daba letra a las alucinadas melodías? Imbuido en el más absoluto non-sense, Barrett anima unas líricas que son  ejemplos perfectos de limericks, tan ingleses éstos como cualquier té a las 5 de la tarde. ¿El resultado? Actualmente se nos habla de Barrett como un personaje sacado de una narración de Lewis Carroll, y de Pink Floyd como la banda que animaba las interminables partidas de ajedrez de la Reina en Alicia en el País de las Maravillas, tocando una y otra vez canciones como “The Gnome”, “Lucifer Sam”, “Matilda Mother”, “Pow R. Toc H”, y tantos otros delirios. Y si bien, a ninguno les fue cortada la cabeza durante estas partidas, sabemos que uno de ellos sí la llego a perder.

¿Somos afortunados nosotros por no perder nuestras cabezas al oír este disco, inaudito en la historia de la música? No lo sé. Yo que ustedes, me revisaría las neuronas una a una después de los últimos sonidos de “Bike”.

“Conozco un ratón que no tiene casa

No se porque lo llamo Gerald

Es algo viejo, pero es un buen ratón”

Porcupine Tree - Fear of a Blank Planet

Porcupine Tree - Fear of a Blank Planet

Estamos ante lo último editado por los británicos de Porcupine Tree. Una banda que ha pasado del sonido atmosférico, propio de un Space-Rock muy floydiano, al sonido más duro y cercano al Heavy-Prog de sus últimos trabajos. Este noveno álbum, Fear of a Blank Planet, ya ha recibido el status de “obra maestra” de parte de gran cantidad de progheads a pocos días de su salida al mercado. Esto es algo que no entiendo, ya que para darle esta categoría debe pasar tiempo y demostrar su calidad, su permanencia y su frescura. 

Podríamos hablar de un álbum de concepto basado en la apatía que sufre la sociedad actual, especialmente la juventud. En una reciente entrevista ofrecida a MTV.com, Steven Wilson, líder de Porcupine Tree, ofreció una interesante descripción del contenido conceptual del trabajo: "Pueden tomar el titulo bastante literalmente. Mi miedo es que la actual generación de jóvenes que están naciendo en esta revolución de la información, creciendo con Internet, móviles, iPods, esta cultura del download, "American Idol", reality shows, drogas bajo prescripción, PlayStations, todas estas cosas de alguna manera distraen a la gente de lo que realmente es importante sobre la vida, lo cual es desarrollar un sentido de la curiosidad acerca de lo que hay allí afuera". Y prosigue "Creo que es una de la cosas desafortunadas sobre la naturaleza humana, el que tendemos a apreciar menos a las cosas que nos llegan fácilmente. En este momento estamos en una situación en la cual la música es tan fácil de conseguir -y gratis- que no creo que la gente realmente la valore del modo en que yo lo hacia de joven. Y si todo es tan fácilmente disponible, casi se convierte en ruido blanco, todo desde la música a la pornografía, que es un gran ejemplo. Cuando tenía 14 años, ni siquiera sabia como se veía una mujer desnuda. Ahora, un chico de 5 años puede ir a Internet y acceder a pornografía. Es como que al ser todo tan fácil de conseguir ya nada de ello significa algo. Estos chicos crecerán sin ningún sentido de la curiosidad o motivación, y crecerán sin alma, o sin un sentido verdadero de quienes son". Podemos concluir que se trata de la cultura del “entretenimiento hasta la muerte”. 

Hablando del álbum en si, su portada es perturbadora y muy parecida a la del In Absentia (2002) y musicalmente sigue la línea de éste y del posterior Deadwing (2005) pero con un cambio afortunado: Es más atmosférico y calmado. 50 minutos en 6 temas. Los 2 primeros podían ser de un hipotético disco llamado Deadwing II pero el tercer tema de 17 minutos, “Anesthesize” contradice esta hipótesis, siendo el mejor del disco. El batería Gavin Harrison está inmenso y el solo de guitarra es cortesía de Alex Lifeson (Rush), para al final cerrar con toques floydianos pero mas fuertes. Los últimos tracks nos recuerdan mucho en sus riffs a la música de los dos álbumes anteriores de Porcupine Tree. También hay una colaboración especial en el tema "Way Out of Here" de Robert Fripp con sus ya famosos Soundscapes y Frippertronics. 

Muy buen álbum, tal vez irregular en el campo de la originalidad, con gran calidad de sonido y muy recomendable, aunque no me atrevería a calificarlo como “Obra Maestra”, calificación que le daría a su álbum de 1998 Signify, aunque tiempo al tiempo.

 

Tiana ProgFest 2007

Tiana ProgFest 2007 El pasado 5 de mayo fue mi estreno (por supuesto como espectador) del 9no TianaProgFest en el Teatro Albéniz de Tiana, una localidad cercana a Barcelona (España). Se trató de una edición muy británica y muy NeoProgresiva, en el que estuvieron, por orden de aparición, Pure Reason Revolution, Magenta y IQ.

El ambiente fue muy agradable tanto por la compañía de mi eterno compañero de "eventos progresivos" como por el encuentro en esta clase de conciertos con mis conocidos “virtuales” del Foro de Progresivo al que pertenezco. Conversación y fotos hasta las 5 de la tarde que dio comienzo del Festival:

Pure Reason Revolution: Muchas ganas por parte de esta banda muy joven, con una propuesta interesante pero que el excesivo uso de samplers y sonidos pregrabados condicionaron la frialdad de su puesta en escena. Después me enteré que esto se debió a la marcha de su teclista pocos días antes, por lo que tuvieron que reorganizar su espectáculo. De aspecto un poco Neo Punk, su juventud es la mejor baza a la espera de ver lo que nos presentan en el futuro, una vez que definan si continuar con su sonido anterior o dar un pequeño giro y seguir con sonidos sampleados y sin teclista.

Magenta: Segundo grupo a escena y a quienes ya conocía bien. Los descubrí hace unos años tras plantearme la inquietud de encontrar bandas progresivas con una vocalista femenina, convirtiéndose en una de mis bandas favoritas de la escena prog actual. Sus discos son excelentes, pero en directo se hacen inmensos y demostraron su gran calidad como músicos. Temas que perfectamente hubieran firmado Yes o Genesis, y además con la preciosa voz de Christina ¿qué mas puedo pedir?. Para colmo, el teclista Rob Reed incluyó sonidos de mellotron en algunos pasajes junto a unos guitarras (en especial Chris Fry) muy buenos. Solventaron de forma excelente la reparación de una de las guitarras a la cual se le partió una cuerda, tocando un tema en plan acústico. Al final, un emotivo “Thank you for coming. We are Magenta and we love play to you”. Como nota personal, antes del concierto de Magenta, encontré a Christina fuera del teatro, ocasión que por supuesto aproveché para hacerme la foto de rigor con ella.

Entre Magenta y IQ, el hambre empezó a hacer mella en nosotros y tocó ir al bar a comer los correspondientes bocatas con cerveza, mientras comentábamos como vivimos ese concierto que despertó grandes sensaciones. Muy profesionales y muy cercanos. Un gran momento en nuestras respectivas experiencias musicales. Volvimos al teatro...

IQ: Eran los cabeza de cartel, y son, junto a Marillion, los monstruos del Neo Prog de los ’80. Derrocharon energía, simpatía y espectáculo. Un vocalista al estilo Peter Gabriel con Genesis, un guitarra graciosote y que no dejaba de chupar cerveza, un sonido demoledor. Pero, teclados en exceso que crean colchones sonoros estridentes y que a mi me cansan. Dos horas son mucho para una “orgía teclística” como aquella, momento que aprovechamos para salir un rato del teatro y encontrarnos en el bar con los chicos de Magenta, con quienes compartimos palabras y felicitaciones. Regresamos para ver el final de IQ. Lo mejor, un John Jowitt al bajo en un gran nivel, Peter Nichols en la voz y en plan teatrero, y Michael Holmes a la guitarra, muy técnico, en plan sinvergüenza, negándose a tocar y sin separarse de su cerveza.

En conclusión, gran festival. Para mi los mejores fueron Magenta, por profesionalidad y lado humano. El ambiente genial, rodeado de amigos, bromeando, contando historias. Ya lo dijo una chica miembro del foro, “El que viene a Tiana, repite”. Ya estoy esperando al cartel del año que viene porque seguro nos veremos allí en 2008.

Alamaailman Vasarat - Maahan

Alamaailman Vasarat - Maahan Temas:
1. Maahan (0:58)
2. Kyyhylly (3:40)
3. Helmi otsalla (3:36)
4. Luiden valossa, naapurin talossa (3:40)
5. Huikeuden lieriö (3:53)
6. Eläimet huutaa (5:56)
7. Lumeen nukkuneet (5:29)
8. Katkorapu (4:24)
9. Käärme toi ruton kaupunkiin (3:24)
10. Rooman ruumiit (3:41)
11. Elukka (1:15)

Músicos:
- Jarno Sarkula: Saxos, clarinetes y otros instrumentos de viento
- Erno Haukkala: Trombón, tuba, pequeño trombón
- Miikka Huttunen: Órgano, piano, teclados
- Tuukka Helminen: Cello
- Marko Manninen: Cello
- Teemu Hänninen: Batería, percusión

Ya ha salido a la venta el esperado cuarto álbum de una de las mejores y más creativas bandas de los últimos años. Me refiero a los finlandeses de Alamaailman Vasarat.

La mayor parte de su formación proviene de Höyry Kone, un grupo de rock progresivo que cantaba en finés y con dos álbumes en el mercado. Alamaailman Vasarat son básicamente instrumentales y hacen una mezcla enloquecida de música de cámara, Klezmer, rock duro con cellos distorsionados, jazz, rock progresivo (en su subgénero RIO) y tango finlandés, entre otras cosas, con un gran sentido del humor. Aunque Maahan es un trabajo con menos contrastes y más uniforme, menos riffs metálicos y más folk del este de Europa y en general temas más directos, para nada desmejora lo creado en sus tres álbumes anteriores.

No deja de asombrarnos su musicalidad, y una vez más demuestran su gran calidad. Si bien en los tres trabajos anteriores, enormes y de una creatividad insultante, parecíamos encontrarnos ante una mezcla imposible de estilos contrapuestos, con Maahan ya podemos decir que poseen un estilo personal fuertemente afianzado: El kosher-kebab-jazz como ellos mismos lo definieron.

Maahan es un trabajo sólido como una roca. “Luiden Valossa, Naapurin Talossa” es sin duda el tema fuerte del álbum. Pocas composiciones serán capaces de tener la fuerza que desprende sin guitarras de por medio. No muy lejos se quedan otras canciones extraordinarias y las dosis de melancolía típicas del grupo. Posee además, en su edición japonesa, el único cover de la banda hasta la fecha. Se trata de “Coro a Bocca Chiusa”, un extracto de la ópera “Madame Butterfly” de Giacomo Puccini.

Alamaailman Vasarat lo ha vuelto a conseguir, y seguramente estamos ante uno de los mejores álbumes de este 2007.


Marillion - Somewhere Else

Marillion - Somewhere Else

Tras la agradable sorpresa que resultó ser el Marbles, un álbum fresco, brillante y con muchas ideas, me esperaba con cierta esperanza que su siguiente disco fuera, cuando menos, parecido. Pero Marillion siempre desconcierta y, una vez mas, se repitieron las fórmulas. Pareciera que siguieran una regla de disco bueno-disco mediocre-disco bueno-disco mediocre, y tras el genial Marbles, tocaba el mediocre (o tal vez no tan bueno) Somewhere Else. 

Se trata del disco número 14 de esta banda británica que en 1982 sentó las bases Neo Progresivo y el resurgimiento del llamado Rock Progresivo, etiqueta que llevan tratando de quitarse desde que entrara Steve Hogarth a las voces en 1989, creando en 2007, un álbum sin intensidad ni dramatismo. 

Con el título del álbum, Hogarth quiere decirnos que: “invita a pensar que no somos una banda de progresivo, ni de Pop, ni de Rock... sino un grupo sin etiqueta, abierto al tiempo y al momento”. Esto queda claro escuchando el álbum, pero esta intentona de arrancarse etiquetas es inútil porque su estilo actual pide a gritos una categorización o, por lo menos, un rumbo lógico y coherente en su música, independientemente del género que elijan. 

Esperaba un álbum introspectivo, intimista (Hogarth está en proceso de separación de su esposa, con quien tiene un hijo), con pinceladas de melancolía y... ¡todo lo contrario! Nombres como Coldplay, U2, Keane o The Beatles vienen a mi cabeza al oir el álbum, con una cantidad de lírica que lleva al agotamiento. Sin pasajes complejos, sin quiebres extraños ni sonoridades espaciales o solos instrumentales contundentes. En este álbum se desechan las bases que sentaron el Neo y la fama que precede a esta banda. Prefieren cultivar en terrenos sencillos y rentables tratando siempre de cortar con un pasado, no muy lejano, y que les impulsó a un lugar importante entre los grandes del Progresivo. Somewhere Else no hace justicia a la importancia de Marillion.

El Teclista Anónimo

El Teclista Anónimo Este finde pasado vi un vídeo de Coldplay en vivo del tema "In my Place". Por un momento pensé que eran cosas mias, pero se escucha claramente un Mellotron (Dudo que original y seguramente sampleado). Hasta aqui nada raro ni destacable (exceptuando el hecho de que se trata de un Mellotron). El detalle lo encontramos en que no hay teclista en escena. Veo guitarra, bajo, bateria, voz... pero ningún teclado. El bajista tiene al lado un Moog de adorno y el piano de Chris Martin no suena en ese tema.

No es la primera vez que hay un teclista en el anonimato. Basta escuchar o ver a U2 en vivo para darse cuenta que algun teclista anónimo toca los pianos de "Beautiful Day", por nombrar solo una pieza. Moviéndonos a un extremo, en los foros de Yes dicen que Tony Kaye solo tocaba la mitad de los teclados en vivo y la otra mitad la tocaba alguien detrás del escenario.

Yo escucho una música donde la figura del teclista es inamovible y con "riffs" impresionantes como los de Rick Wakeman. También, para mi gusto, deben dosificarse en una medida justa ya que muchas teclas me saturan (Saga y sus tres teclistas). En fin, música con un monton de instrumentos en los créditos del disco. Con el punk y el pop, eso cayó en el olvido de la moda pero en apenas unos años despues, aparecieron Depeche Mode y compañía

Hoy los grupos tienen muchas guitarras (a veces no se para qué), muchas poses, pero no pueden deshacerse de los teclados y su abanico de sonoridades. Un aplauso a ese teclista anónimo

The Musical Box: La Cena está Lista... Madrid (24.02.07)

The Musical Box: La Cena está Lista... Madrid (24.02.07)










Lo volvieron a hacer. El año pasado en el Palacio de Congresos de Madrid nos transportaron en el tiempo al “Lamb Tour” de 1975. El sábado pasado, en el mismo escenario, retrocedimos un poco más, hasta 1973 para encontrarnos con aquel Genesis glorioso del “Selling England by the Pound Tour”.

La expectativa era enorme y cumplieron con creces. La música, los disfraces, la tecnología de la época,... todo fue mágico e impresionante. El escenario se oscureció y retumbó con el sonido del maravilloso mellotron, único instrumento que se echó en falta su versión original. Era “Watcher of the Skies” con el alter ego de Peter Gabriel en el centro, con la cara blanca, los ojos fosforescentes y esas inquietantes alas de murciélago tras su cabeza como volando a través del escenario. La emoción empezó a desbordarse.

Posteriormente una de las canciones mas fuertes del progresivo. En un castellano perfecto, Britannia nos invita a bailar con el Caballero de Luz de Luna (“Dancing with the Moonlight Knight”)... ¿Puedes decirme dónde está mi país?... una melancólica voz me llama…aquí viene el Unifauno…se acerca la Reina del Quizás entre suaves acordes de guitarra y órgano. El piano se une a la dramática voz… aparece el mellotron mientras la voz sigue desgranando el preludio del baile que se avecina lentamente, hasta que de pronto estalla... ¡ha comenzado! ¡únete a la danza! ese extraño ritmo guiado por bajo y batería, persiguiendo esos acordes de guitarra, baila con el Caballero de Luz de Luna, órgano y mellotron se mezclan, sigo girando envuelto por un inquietante mellotron, la Reina del Quizás me mira y me sonríe… a un lado, sin hacerse notar, el Viejo Padre Támesis pasa de largo, como si esta extraña danza no fuera con él, siempre serio, pompa y circunstancia, ¡únete a la danza! los Caballeros del Escudo Verde se unen en la danza nocturna que se torna en locura. No soy un mero espectador, participo en ella. El bajo me aplasta, esa guitarra eléctrica que parece perseguirme y, tan rápido como comenzó, parece terminarse. No, aquí está de nuevo el sonido de las suaves cuerdas, y un melancólico mellotron de fondo, que nos llevan en un largo declive hasta el final.

Sin tiempo para respirar, los suaves acordes de guitarra nos dicen que empezó “Cinema Show”. Julieta ha quedado con su Romeo en el cine y va a llegar tarde a la película de uno de los temas más bellos creados por Genesis. Toda la banda está pletórica. El alter ego de Banks toca inspirado uno de los solos de teclados mas bellos de la carrera de Genesis. Mi cabeza retumba y es el bajo junto al mellotron y ¡hay teclados por todas partes! ¡Estoy dentro de una película y no quiero que termine! aún queda la traca final, sintetizadores, órgano, mellotron, cabalgando sobre una sección rítmica apabullante.

Empieza “I Know What I Like (In your Wardrobe)”, un tema que dicen que desentona por su comercialidad. No se que decir. Sé lo que quiero y quiero lo que sé. Ese órgano me envuelve, el estribillo que siempre me produce una sensación de optimismo. Jacob no quiere enfrentarse al mundo exterior. El Señor Granjero le grita: ¡escucha hijo, estás perdiendo el tiempo, hay un futuro ahí fuera! Vuelve el susurro de Gabriel. Su voz parece arrastrarse, arropada por la percusión de Collins. Jacob está asustado. Solo soy un cortacésped, puedes reconocerme por mi manera de andar, me veo trazando extraños dibujos sobre la hierba…¿o es sobre el cielo?... ya no soy capaz de distinguirlo.

Banks crea en “Firth of the Fifth” uno de los intros de piano mas increíbles de la historia del progresivo. Nunca lo tocó en vivo, dicen que por su dificultad, el dijo que por el sonido del piano eléctrico ante el piano de cola, pero su clon de The Musical Box lo tocó íntegro sin saltarse una sola nota. Me hipnotiza y arranca aplausos. Comienza el resto de la banda. Es como un río fluyendo entre árboles que avanza sin descanso, el órgano es majestuoso tras el firme ritmo de Collins, y aparece el mellotron como el río que se disuelve en el mar. Tras un remanso, suena la flauta y el piano comienza a desarrollar un hipnótico desfile bajo un lento ritmo que me empuja corriente abajo…me dejo llevar, lentamente discurre. El sol atraviesa las ramas de los árboles y traza caprichosos dibujos en mi cara, y de pronto desemboca en un torrente que nos lleva hasta uno de los solos de guitarra más bellos creado y que se extiende sin fin llevado por el órgano y una potente línea de bajos. Las arenas del tiempo fueron erosionadas por el río que todo lo cambia. Es sublime y no debería terminar nunca. Contemplo hipnóticos paisajes que poco a poco van quedando atrás y que nunca volveré a ver. De nuevo ese piano con el que comenzó la canción, se desvanece.

Un clásico, “The Musical Box” con toda su potencia y la idea de una canción de cuna que relata una historia similar, la canción de Old King Cole. Cynthia, una bella niña, rebana la cabeza de su compañero Henry jugando al croquet. Al cabo del tiempo se encuentra la caja de música del niño, con lo que la abre y suena la melodía de Old King Cole. Un comienzo casi pastoral, de guitarras de 12 cuerdas y flauta... el ambiente genesiano por antonomasia acompaña el relato de esa canción de cuna. Cynthia pide una vez más que suene su canción... y la canción suena. Henry aparece en la caja y le pide a Cinthia que le toque con un “NOW, NOW, NOW” cargado de una fuerza magistral.

Un pequeño descanso y el clon de Phil Collins (¿o era el? Tengo mis dudas) canta “More Fool Me”, tema delicado que nos hizo creer que el Collins baterista estaba allí frente a nosotros. Posteriormente, suena música de desfile. Se acercan al encuentro los dos bandos. La flauta y la percusión llevan a los contendientes al punto de encuentro. Comienza “The Battle of Epping Forest" y el espectáculo. ¡Menudo ruido que arman los chicos de Willy!...con sus caras pintarrajeadas, ¡ahí están los matones del Pequeño Juan! Su ritmo te contagia. Hoy es el día en el que hay que ajustar las cuentas. La batalla se sucede. Golpes, porrazos. Ahora viene un momento de respiro. La guitarra y el teclado van alternando sus instrumentos mientras Peter Gabriel va retransmitiendo cómo va el partido, porque eso es lo que es: Un espectáculo en el que hay que imponerse al precio que sea. Ahora la voz se vuelve burlona cuando relata las andanzas de El Reverendo, de cuando se divertía con damas de dudosa reputación, hasta que conoció al Pequeño Juan. Mientras la batalla discurre, los jefes desde sus Rolls observan desde arriba y toman el té, como si de un picnic se tratara. No queda nadie vivo…debería ser un empate. La guitarra desgarra las últimas notas de esta épica batalla. El partido ha terminado. Estoy agotado, como si hubiera participado.

El momento álgido. La Cena está Lista. Es "Supper’s Ready", una obra épica de 23 minutos de duración y que tocaron de manera sublime y magistral. Un viaje a través de la lucha entre el bien y el mal, batallas, parejas, un disfraz de flor, un demonio (Señor de Magog), un redentor blanco y brillante que promete una tierra de bienestar, una especie de “cielo”. 23 minutos con la boca abierta... No puedo mas. Demasiada emoción.

Por último, el bis de rigor con la fuerte y potente “The Knife” de 1970, con el clon de Hackett tocando la guitarra de pie (saltándose la recreación).

Casi dos horas transportado al año 1973 viendo a una de mis bandas favoritas... porque eran ellos, estaban allí... frente a mi. Lo hicieron de nuevo. The Musical Box llena allá donde va en España y en el resto de Europa, mientras el Genesis trio original hará caja este 2007 con una gira, sin esperar a que Gabriel y Hackett hicieran hueco en sus agendas. A esto ha quedado reducido Genesis, como bien se han encargado de afirmar repetidamente: no, no es por el dinero. Menos mal que nos quedan los canadienses de The Musical Box, toda una experiencia.


Témpano y el Fin de la Infancia

Témpano y el Fin de la Infancia Temas
1. Tres
2. Timorato
3. Lugar de Casas Nuevas
4. Sin Retorno
5. Grillos
6. El Fin de la Infancia
7. Escape para el Hombre Común
8. En la Vía





Integrantes
- Giuglio Cesare Della Noce: sintetizadores, piano
- Miguel Ángel Echevarreneta: bajo, guitarra clásica
- Pedro Castillo: guitarras eléctricas y acústicas, sintetizador, voz
- Gerardo Ubieda: batería, percusión

A fines de los 90, al mismo tiempo que aparece la edición expandida en CD de su primer disco Atabal-Yemal, la banda venezolana Témpano recuperó su formación original y se decidió a reencontrarse con sus raíces progresivas tras un largo período de hibernación que les llevó a la creación de un pop-rock de tendencia descaradamente comercial.

Como lo demuestra Childhood’s End (2000), el primer disco del grupo para esta etapa de renacimiento, su ingenio musical, fuerza expresiva y versatilidad sonora han aumentado en proporción geométrica. No somos pocos quienes consideramos este disco como una cumbre definitiva de su carrera, a pesar de que Témpano ha continuado proyectándose en 2002 con un maravilloso álbum de concepto como lo es The Agony and the Ecstasy y con diversas composiciones para proyectos individuales o de agrupación con otros músicos del sello discográfico francés Musea. Este disco es un conjunto estupendo de sonoridades sinfónicas, crimsonianas, jazzísticas y vanguardia de corte RIO.

El cuarteto cuenta en esta ocasión con un colaborador de lujo como lo es el cellista de After Crying Peter Pejtsik, quien aporta algunas ideas para la composición de la breve pieza inicial “Tres”. Conectado a este prólogo, está el enérgico tema “Timorato”, en el que se destacan los retazos frippianos de guitarra, sólidamente desplegados sobre una robusta sección rítmica y orquestaciones de teclado y cello. Con “Lugar de Casas Nuevas”, el grupo se dirige hacia senderos más preciosistas, creando un ambiente en el que se cruzan la candidez del Camel más clásico con la exquisitez peculiar de un Happy the Man. La labor compositiva aquí es peculiarmente minuciosa e irresistiblemente llamativa. Reincidiendo en lo lírico pero más asentado en un rock sencillo ligeramente adornado con elementos de jazz, está “Sin Retorno”, de las pocas piezas cantadas del disco (posteriormente, en The Agony and the Ecstasy habrá un poco más de espacio para temas cantados) y hay que hacer una mención especial a los efectivos solos de guitarra, cargados de sensibilidad melódica pero con suficiente buen gusto como para no caer en lo meloso.

En “Grillos” encontramos a la banda dispuesta a explorar concienzudamente sus inquietudes más jazzísticas, creando un paisaje sonoro cálido en el cual las influencias de Pat Metheny y Happy the Man confluyen en un matrimonio sonoro consistente y dinámico.

A partir de aquí tenemos que prepararnos para el festín de casi 25 minutos que conforma la ambiciosa pieza que da título al álbum: una suite de 8 partes que derrocha complejidad, variedad y fineza en sus máximas expresiones. El ensamble realiza un maratónico viaje a través de múltiples variantes en melodías, compases y texturas, dejando claro que su operatividad en conjunto funciona compactamente al 100 %, sin fisuras ni desequilibrios. El cuarteto maneja con soltura e ingenio las evidentes huellas de Univers Zero, Gentle Giant, el King Crimson de la etapa 73-75, Yes, After Crying, Vytas Brenner,... Parece mentira, casi irreal, que pasajes musicales tan perturbadores como son casi todos los que pueblan esta suite puedan portar un lirismo tan bien elaborado. Las secciones más reposadas (incluyendo la única con letra), por su parte, portan una cualidad ensoñadora que permite a las notas flotar casi literalmente en el éter. “El Fin de la Infancia” es, en pocas palabras, una de las composiciones más sublimes de toda la historia del rock progresivo latinoamericano. Al disco le faltan todavía dos temas que deben cargar con el peso de la suite sobre sus espaldas, pero lo hacen con mucha prestancia. “Escape para el Hombre Común” combina disonancias refinadas muy del estilo de Gentle Giant con la vibración del jazz y adornos etéreos inspirados en la vena más intimista de Happy the Man. Por su parte, “En la Vía” ofrece un epílogo sereno basado en las evocaciones introspectivas creadas por el piano y la guitarra sobre una base de jazz bastante cálida.

Para concluir, Childhood’s End es una obra maestra: una de muchas obras musicales espléndidas gestadas por Témpano para engalanar las colecciones privadas de los más exigentes melómanos progresivos.


La Reunión de Genesis

La Reunión de Genesis Confieso que cuando empezaron a correr los rumores de una posible reunión de Genesis como quinteto con Peter Gabriel y Steve Hackett, no estaba tan entusiasmado con la idea y eso era debido a que no existe correspondencia suficiente entre lo que hicieron tanto Genesis desde 1976 como Gabriel en su carrera solista desde los 80. Sin embargo, la trayectoria solista de Hackett puede parecer más viable a la hora de tentar un reagrupamiento con Mike Rutherford, Tony Banks y Phil Collins. Pienso que dicha trayectoria de Hackett podría tener alguna concesión con un par de hits ochenteros de Genesis, sentirse a gusto con el material más complejo de la era posterior a 1977 (los temas más sofisticados de And then There Were Three y Duke, uno de los temas largos del We Can't Dance, etc.), introducir alguna pieza de Hackett con aires genesianos (si no "Please Don't Touch", al menos "Star of Sirius" o "Every Day") y darle nuevos bríos al material de la era 76-77. Recordemos que el estilo de Banks no es muy distante al estilo de los teclistas que Hackett tiene como colaboradores. Esto hace pensar que tal vez Hackett y Banks podrían resolver sus diferencias de visión musical y relación personal y, en el camino, retomar su compenetración instrumental, sólidamente demostrada en varios de los momentos cumbres de los discos de Genesis con Hackett.

Si esto ocurriera, el Genesis reformado estaría arriesgando mucho ya que no contaría con el público de su etapa post Duke, significando ello el convocar a un público mayor al leal a Hackett. Los fans progresivos de Genesis se podrían resignar a ver a un Genesis sin Gabriel, pero los fans actuales de Gabriel podrían, en muy buena proporción, mostrar desinterés en ver a qué suena la ex-banda donde alguna vez cantó su ídolo.

Banks, Collins, Gabriel, Hackett y Rutherford conocen de sobra el poder de convocatoria de grupos homenaje (como The Musical Box) que reviven sus shows de la era 70-75, por lo que la idea de que se reuniera el quinteto clásico no es tan descabellada e implicaría un atractivo especial de que ahora serían los gestores originales de la idea quienes harían el show. Las entradas y los DVDs se agotarían pronto en manos de los siguientes públicos aglomerados:
  • Los fans progresivos de Genesis
  • Los fans de Hackett
  • Los fans de Gabriel que gustan de Genesis o que quieran verle lucirse en un nuevo espectáculo multimedia
  • Los fans de Genesis posteriores a 1978 que sientan aprecio por la era Gabriel o tengan curiosidad por ver de qué va el tema.
Los únicos sacrificados serían los fans triviales y descaradamente poperos de Genesis, pero eso podía compensarse con una buena cantidad de melómanos progresivos, quienes son bastantes. Esta segunda perspectiva resulta razonable en teoría, pues las piezas más rockeras y las baladas de The Lamb Lies Down on Broadway tienen cierta consonancia con parte del repertorio solista de Gabriel. Su readaptación al espíritu estilizado del progresivo sinfónico se resolvería con ensayos y una internalización de ideales musicales que puede recalar temporalmente. En lo que respecta a su vena dramática, él ya la tiene y la domina a su antojo.

Resulta entonces lógico que la negativa de Gabriel significara también la de Hackett. Es una pena que su legado dentro del Genesis 76-77 quede reducido a números: dos discos de estudio en dos años y aun sin grandes superventas masivas. La opción remanente deberá satisfacer a la multitud de fans triviales del Genesis mas pop, los muchísimos fans de Collins y a los nostálgicos progresivos que, a modo de premio de consolación, tararearán "Los Endos", "In the Cage", "Ripples" o algún "old medley" que incluya el clímax de "The Musical Box", la sección intermedia de "Firth of Fifth" y la comercial "I Know what I Like".

Prosperó la peor opción pero era la más razonable desde la ausencia de Gabriel en 1975, y posiblemente sea mucho más rentable que la primera opción.