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¿Para que Sirve un Macroconcierto?

¿Para que Sirve un Macroconcierto?

Los macroconciertos solidarios: ese absoluto peñazo. Y si hablamos a escala planetaria, peñazo planetario. Como una gala televisiva de Operación Triunfo, pero con coartada altruista y beneficios, supuestamente, para todos. ¿Piensa mal y acertarás? No estoy seguro. Veamos.

Los macroconciertos solidarios, sus habituales organizadores y ciertas divertidas anécdotas. Por ejemplo: Bob Geldof, creador del ’Live Aid’ y su cansina secuela ’Live 8’, suspendiendo un concierto en Roma hace un año tras haber vendido sólo 30 butacas de las 12.000 de aforo. O el caso de “San Bono”, convertido en profeta planetario en favor de la condonación de la deuda a los países pobres siendo fugitivo del fisco irlandés en favor del holandés, más benigno (que listo).

Metámonos en el charco y mojémonos. De niño fui martirizado con aquel “We are the World” de los Jackson al completo más Springsteen, Lionel Ritchie y Tina Turner. Recuerdo el vídeo: niños negros, seguramente de Biafra, esqueléticos, cercados por las moscas y llorando. Recuerdo comentarios que decían que comiéramos porque "los niños de Biafra se mueren de hambre". Bizarra frase, pero se me quedaron las imágenes, es verdad.

De mayor llegan las sospechas. En 1998 asisto en Caracas a un macroconcierto por el 50 aniversario de la Declaración de los Derechos Humanos con la crema de la música latinoamericana del momento en escena. A la mañana siguiente, por el MTV Latino, la declaración de Vicentico, cantante de los Fabulosos Cadillacs de Argentina, cuando le preguntaron por lo que sintió al tocar por semejante efeméride, fue lapidaria. Miró con una media sonrisa de sorna a su interlocutor y le dijo sencillamente que la gente había ido, como él, a disfrutar. Que nadie pensaba en los Derechos Humanos. En pocas palabras, a todos nos la traía floja el por qué de ese gran festival llamado “Concierto en la Base”. Así lo sentí en su momento y así lo siento en la actualidad. El motivo me dio (me da) igual

Luego llegó Al Gore con su mastodóntico, monstruoso y, por cierto, musicalmente muy ’gore’ Live Earth. Y pienso: vamos a ver, de aquí saca dinero todo el mundo. Los artistas se publicitan, y dudo que alguno lo haga convencido. Los periódicos venden como nunca (el fin de semana no hay nada). Las revistas tienen con qué llenar sus sección ’Mundo singular’. La gente supuestamente disfruta. Pero, ¿y si de verdad el mensaje medioambiental cala en algunas mentes? ¿Y si, en este sobresaturado mundo de casi 6.000 millones de personas, esta chorrada lleva a alguien realmente a pensar en ahorrar agua, comprar bombillas de bajo coste, apagar la lucecita roja del ’standby’ de la tele? ¿Y si los Gobiernos...?

Una parte de mí no lo descarta. La otra... veo al ’heroico’ Gore y le digo (él no me oye): pero si TÚ fuiste vicepresidente de EE.UU. ¿qué hiciste ENTONCES por la capa de ozono con la que tanto nos aburren en la tele? ¿Por qué no firmaste Kyoto bajo tu tutela? Leo informes científicos y no todo es como lo pintan. Nos cargamos el planeta pero no es tan grave como nos quieren hacer creer... bueno, esto ya es otro tema, pero trato de hacer lo mejor de mi parte, y los demás llegan y hacen conciertos que contaminan acústicamente, generan basuras y desechos por doquier, por no hablar de los consumos desorbitados de energía que conlleva la realización de un Macroconcierto de estas características.

Ahora en Arganda, Madrid, se celebra el Festival de “Rock in Rio” en plan somos singulares y mejoremos el mundo (que original). La típica coartada a la entrada del "Por un mundo mejor", y la misma canción repetida de la sostenibilidad, la ecología, el buenrrollismo, somos guais, etc. pero la realidad es distinta cuando en su interior vemos el consumismo más salvaje que podamos imaginar. Compra-compra-compra, parece el lema ajustado a este festival. Más bien pareciera que se hace por un mundo igual o peor que este. La realidad de estos macroconciertos como el Rock in Rio es que usa como pantalla la cultura para promover el credo ideológico actual: no somos ciudadanos, sino consumidores. ¿Quiere vivir? Pague. Sí, por un mundo mejor, pero mejor para el bolsillo de algunos. Un mundo regido por el dinero, y que va de la mano del egoísmo.

A este tipo de festivales... YO NO VOY